jueves, enero 26, 2012

TRABAJO EN EQUIPO: UN RETO QUE ENRIQUECE

Por Patty Gallo

De que sepamos organizarnos adecuadamente a nivel personal, depende el logro de los objetivos que nos tracemos en los distintos aspectos de nuestra vida. Es una capacidad que hay que adquirir, pues son pocas las personas que la poseen de manera innata.

Es muy propio del ser humano asociarse en comunidades o grupos, ya tengan éstos objetivos, profesionales, afectivos, culturales, educativos, etc., siendo la interacción con los demás individuos el medio a través del cual desarrollamos nuestros talentos.

Saber organizarse en equipo es una capacidad propia del líder: va mucho más allá de la organización personal pues implica establecer una empresa compuesta por dos o más integrantes trabajando por un objetivo común.

Empezamos a realizar trabajos grupales en el colegio y en la universidad la gran mayoría de los trabajos –si no es la totalidad- suelen ser planteados de manera grupal. Ya en la vida laboral, no es poco frecuente que, entre las características que valoran los empleadores para asignar puestos de dirección o de coordinación, figure la capacidad para trabajar en equipo.

El trabajo en grupo con un objetivo común –o trabajo en equipo- tiene muchas ventajas: el aporte de distintas personas con cualidades y características diferentes le da un valor agregado al resultado final, que se ve fortalecido con la contribución personal de cada uno de los miembros. La interacción con las personas que integran el grupo nos permite aprender de los otros y enriquecernos con las riquezas de los demás. Desde luego, los errores también son fuente de aprendizaje de la cual ganamos, en el peor de los casos, valiosa experiencia.

Quien lidera el grupo debe saber colocar a cada quien en el puesto en el que mejor rinda y eso implica conocer las características y capacidades de cada uno de sus miembros (el proceso de conocimiento de los mismos debe darse por tanto, lo más rápido posible) teniendo en cuenta que todos tienen un aporte importante que dar al grupo: nadie es “inservible”, hay que saber descubrir las cualidades de cada persona para colocarla donde más brille, encargándole el trabajo que mejor pueda realizar por las características personales que posea.

Ahora bien, si las aptitudes generalmente no son obstáculo para formar parte de un equipo, si lo son las actitudes. En ese sentido se nos pone a prueba en cuanto a nuestra capacidad de motivación (y esto no solo es labor del coordinador del grupo). Implica apertura y la puesta en práctica de muchas habilidades como la asertividad, el don de gentes, el saber escuchar y valorar las opiniones de los demás, saber comunicar, etc.

Sin embargo, la última palabra en cuanto a la actitud que se adopte frente al equipo, la tiene el mismo individuo: si no se observa una clara decisión de compromiso por parte de un miembro –tenga las condiciones o capacidades que tenga- después de un adecuado proceso de motivación, no quedaría más remedio que tomar medidas drásticas o brindarle un tiempo para que decida si quiere o no ser parte del equipo.

MONUMENTO AL NO NACIDO PLASMA DOLOR DEL ABORTO EN MUJERES

De: http://www.acipernsa.com/


En Eslovaquia

MADRID, 20 Dic. 11 / 08:31 am (ACI).- Un joven escultor presentó recientemente un monumento al niño no nacido, que permite ver el dolor y el arrepentimiento de las madres que se someten a un aborto, y el perdón del nuevo ser a quien no se le permitió vivir.

La escultura del joven escultor eslovaco Martin Hudáčeka fue presentada el pasado 28 de octubre en Eslovaquia. La idea de la obra surgió de un grupo de mujeres jóvenes madres que conscientes del valor de la vida y del inmenso daño que ocasiona el aborto.

Forum Libertas en España cita a Carmen Bellver, que en su blog titulado "Diálogo sin fronteras" en Periodista Digital afirma que el niño de la escultura "parece esculpido en cristal, mientras se arrodilla a su lado una madre arrepentida que se representa en piedra".

"Materiales por sí mismos bastante metafóricos. A su vez el niño levanta la mano sobre la cabeza inclinada de su madre, en un gesto de amor filial", añade.

Para Bellver, hablar del aborto en un país como Eslovaquia con un promedio de natalidad de 1,33 hijos por mujer," es bastante representativo de cómo algunos países han caído en la cuenta del invierno demográfico que les golpeará en apenas dos décadas".

A la inauguración de la obra acudió el ministro de Salud de Eslovaquia.

La foto del monumento al no nacido ha sido ampliamente divulgada a través de las redes sociales como Facebook, en donde los que defienden la vida la promueven para concientizar a las personas sobre este derecho inherente a todos, desde la concepción hasta la muerte natural.

LIBROS: DEL SEXO AL GÉNERO. La nueva revolución social



LA NUEVA REVOLUCIÓN SOCIAL


A propósito del libro de María Isabel Llanes Bermejo: Del sexo al género. La nueva revolución social (Eunsa 2010).

La autora es Médica especialista en Microbiología y Master en Terapia de Conducta. En él, la Dtra. Llanes expresa claramente que el feminismo radical no busca la igualdad o equidad entre los sexos, sino una confrontación lo más exacerbada posible. El método es atacar la familia de todas las formas posibles. La base intelectual de esta ideología es el marxismo más antiguo, pues aunque económica y políticamente ha sido vencido, no ocurre igual en la tardomodernidad que lo usa de un modo muy consciente.

La liberación de la mujer pasa por la destrucción de la familia. En esta línea, la feminista Sulamith Firestone, declara que eso se consigue cuando la mujer se apodera del control de la reproducción, el control sobre su propio cuerpo. Incluyendo, claro está, la anticoncepción y el aborto. El uso sexual será indiferente y polimorfo, heterosexual, homosexual, bisexual, travestido, lo importante es la igualdad total entre hombre y mujer y se debe superar la barrera reproductiva como sea. Son muchas mujeres, desde Simone de Bauvoir hasta las más recientes, las que aborrecen la maternidad.

El fin de esos feminismos no es una vida mejor de la mujer sino deconstruir la sociedad, usando el famosos verbo del posmoderno Derrida. Esto se consigue a través del lenguaje, de la educación, de la propaganda, de los cambios de leyes. El enemigo ya no es la discriminación (no defendida hoy por nadie) sino la misma distinción de sexos, pues si no hubiera hombres y mujeres no existiría la subordinación. Como lo biológico se puede cambiar muy poco, se tiende a cambiar lo cultural que rodea al sexo. Así se tratará de desmaternizar a las mujeres, pues la maternidad sería una alienación y una esclavitud femenina. El término “familia” se deconstruye, llamando con ese nombre a cualquier relación sexual o reproductiva.

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La Dra. Llanes nos ha enviado un escrito con el mismo título de su libro.

DEL SEXO AL GÉNERO. LA NUEVA REVOLUCIÓN SOCIAL

En la primera década del nuevo milenio ha tenido lugar en nuestra sociedad una revolución cultural sin precedentes y de consecuencias devastadoras ya que propone un nuevo modelo antropológico en el que se elimina toda diferencia entre hombre y mujer. En el nuevo modelo la manifestación de la masculinidad/femineidad y su expresión en la conducta sexual quedan a merced del deseo del individuo en cada momento de su vida.

El secreto del rápido éxito de este cambio social hay que buscarlo en una hábil manipulación del lenguaje junto a las promesas de libertad y de igualdad para todos tomando como base la defensa de los derechos e integridad de la mujer mediante una programada y eficaz campaña de marketing a partir de la redefinición de la violencia doméstica que pasó a llamarse “violencia de género”.



En un primer momento casi nadie veía que detrás de esa redefinición de la violencia sobre la mujer había toda una ideología subyacente. Se presentaba dicha violencia como un hecho estructural. Es decir, se achacaba su causas a unas estructuras sociales inadecuadas en las que el hombre dominaba a la mujer a través de las relaciones heterosexuales en el contexto del matrimonio monógamo de la familia natural – que llamaban tradicional o patriarcal- y que transmitía unas ideas machistas o sexistas.

Se seguían así los presupuestos de una ideología que entiende la historia de la humanidad bajo el aspecto de una lucha de poder entre los sexos. Afirma que, mediante la heterosexualidad del matrimonio monógamo, el hombre domina a la mujer que es hecha esclava como medio económico de producción y de reproducción.

Hay palabras “talismán”, palabras cargadas de un poder de prestigio tal que nadie puede poner en entredicho. La palabra talismán de nuestra época es “libertad” y, por semejanza, independencia, autonomía, democracia, derechos, paz, tolerancia. Por el contrario, toda aquella palabra que, en apariencia se oponga a éstas, está totalmente desprestigiada.



El término violencia tiene el poder de hacer reaccionar negativamente sobre las palabras o ideas asociadas a ella. Con la expresión “violencia de género” se ha dado un sesgo negativo al “género”, a los roles sexuales construidos por una sociedad a la que se califica de machista o sexista. En consecuencia, la sociedad tiende a ponerse en contra de toda diferencia en función del género.

No cabe duda de que la campaña ha conseguido sus objetivos. Hoy todo el mundo utiliza el término “genero” y acepta las políticas de “igualdad de género”, aunque no sepa muy bien de qué está hablando. Pero las palabras van cambiando poco a poco nuestra mentalidad.

La realidad es que los términos sexo y género no son sinónimos a pesar de que aún haya muchas personas que no sepan diferenciarlos. En español no sería necesario hablar de género referido al ámbito antropológico, como ya advirtió la Real Academia de la Lengua en el 2004, ya que el término sexo engloba todas las dimensiones del ser humano, que siempre es sexuado. A grandes rasgos se puede hablar del sexo biológico (cromosómico, hormonal, gonadal, somático…), de sexo psicológico y de sexo social. Money, en 1955, introdujo el término género de la lingüística al ámbito de la psicología y de la antropología para diferenciar los caracteres innatos de la sexualidad – con los que se nace – para los que reservó el término sexo, de aquellos caracteres adquiridos – dados por la educación y la cultura – a los que llamó género.

Para Money, a las características biológicas, dadas al nacer, se le sumaria el género, lo dado por la cultura al nuevo individuo que producirían la masculinidad o feminidad. Según este autor, el resultado es la identidad sexual, que aparece ya en los primeros años de vida en función de cómo se eduque al bebé. Sostenía que se podía cambiar el sexo de la persona con la educación siempre que se hiciera antes de los 18 meses.

No hay ninguna investigación científica que certifique que el ser humano nace sexualmente neutro. La realidad es que nace sexualmente determinado como hombre o como mujer. Eso si, el bebé al nacer es un ser inmaduro que precisa de los demás, de cuidados y de tiempo, para llegar a tener conciencia de sí mismo, de su identidad personal y de su identidad sexual como hombre o como mujer.



Money ilustró su teoría con un experimento realizado en gemelos monocigóticos que habían sido circuncidados. Uno de los niños sufrió una importante quemadura en su pene y Money aconsejó a los padres su intervención quirúrgica para la castración y realización de una pequeña vagina. El niño fue educado como niña y el experimento de socialización femenina fue presentado como un éxito por parte de Money. Años después otro psiquiatra, el doctor Diamond, descubrió que el experimento había sido un fracaso porque el niño nunca había aceptado la socialización femenina y al llegar la pubertad tenía tendencias sexuales hacia las chicas a pesar de ser tratado con hormonas femeninas. Desarrolló ideas suicidas y, cuando su padre decidió contarle la verdad, el niño quiso cambiar su nombre y seguir su vida como lo que era, como hombre.

En la segunda mitad del siglo pasado se hicieron múltiples estudios de psicología de género, de psicología de la diferencia entre hombres y mujeres, pero el término como tal no era conocido por la mayoría de la gente.

En realidad, como ya he dicho y todos recordaran, el término “genero” ha comenzado a conocerse y a utilizarse en la sociedad española, primero en los medios y después por la población en general, en la presente década, a partir de redefinirse la violencia doméstica en violencia de género. Y todo ello impulsado desde los organismos internacionales, sobre todo la ONU, con el fin de introducir una ideología muy concreta, una nueva forma de vida basada en un nuevo concepto antropológico, un nuevo concepto del hombre.

A partir de entonces la palabra género es utilizada frecuentemente en lugar de sexo como si fuese una forma más refinada y culta. Con ello, aunque no se sepa y no se sea consciente de ello, se está haciendo recaer todo el peso de la sexualidad humana sobre lo construido socialmente, que es lo que desean los promotores de la nueva ideología que es llamada habitualmente “perspectiva de género”.



Otros muchos, sobre todo a partir del desarrollo de las políticas de igualdad, consideran que el término género es algo referente a los derechos de la mujer que trata de conseguir su equiparación con el hombre, aunque no tiene nada claro en lo que basa dicha igualdad.

La igualdad de género que hoy se persigue no trata de reivindicar el feminismo de equidad, la equiparación de derechos y oportunidades entre hombre y mujer, cosa conseguida ya en nuestra sociedad desde hace unas décadas. Es más, muchos de los dirigentes de la perspectiva de género piensan que ese feminismo de equidad es contraproducente para la mujer ya que le obliga a realizar una duplicidad de funciones y de jornadas laborales: la de madre de familia y la de mujer trabajadora. Como consecuencia, el verdadero enemigo de la mujer es la propia naturaleza sexuada: aquello que expresaba un conocido eslogan de los años 70 que achacaba los males de la mujer a “las tres emes malditas: menstruación, matrimonio y maternidad”.

Para la perspectiva de género, la única forma de conseguir la igualdad entre hombres y mujeres consiste en depurar la educación de todos los roles basados en estereotipos de épocas anteriores de modo que se consiga eliminar la bipolaridad sexual y, en vez de sexos, se hable de orientaciones sexuales de manera que cada uno pueda elegir lo que desee sin tener en cuenta el propio sexo sexo, pudiendo variar esa orientación cuando lo desee. En vez de dos sexos habría cinco orientaciones sexuales u “orientaciones afectivas”: mujer heterosexual, mujer homosexual, hombre heterosexual, hombre homosexual y bisexuales. Es lo que se ha llamado sexualidad polimorfa, que permitiría un auge del placer, según los deseos del momento, y que terminaría con toda dominación y desigualdad entre hombres y mujeres.

La ideología de género considera que la heterosexualidad no es la tendencia natural o normal de las personas sino algo enseñado por la sociedad para perpetuar un poder jerarquizado de hombres que someten a las mujeres para su disfrute sexual y su provecho económico.

Nunca el relativismo filosófico pensó poder llegar tan lejos. En el año 2003, fecha en que comencé a escribir sobre este tema, la mayoría de las personas de nuestro entorno consideraban esa forma de entender la sexualidad como algo sin sentido, fruto del sectarismo homosexual y de cierto feminismo militante y radical que parecía no poder llegar a tener relevancia social alguna. Pero hoy, muy pocos años después, comprobamos que el nuevo modelo antropológico trata de imponerse desde todos los ámbitos políticos, legislativos, educacionales, de comunicación social y, por si fuera poco, hasta en los juegos desarrollados por nuestros pequeños en el recreo escolar.

HACER EL BIEN SIEMPRE ES ALGO GRANDE

Un hombre pasea tranquilamente por la playa a primera hora de la mañana y, a lo lejos, ve caminar a un niño.

Según se acerca a él, ve que de vez en cuando el niño se agacha, recoge algo entre la arena y lo lanza con fuerza al mar. Cuando ya está más cerca, ve que lo que recoge son estrellas de mar, atrapadas en la orilla al bajar la marea y condenadas a ahogarse al sol, y el chico las devuelve al agua para que puedan seguir con vida.

Cuando el hombre llega a la altura del niño, le pregunta: “¿Pero…, para qué haces eso? ¿No ves lo inmensamente grande que es el mar, con todas las playas que tiene, y los millones de estrellas que morirán a diario al bajar la marea? ¿No te das cuenta que lo que haces no cambia nada?”.

El niño le mira fijamente, con asombro, con perplejidad, duda un momento pero luego se agacha de nuevo, recoge otra estrella y la lanza al mar. Se gira hacia el hombre y le dice, mientras señala hacia el agua: “¿Usted cree? Por lo menos, para esta estrella sí que ha cambiado algo.”

Hay muchas ocasiones en que los grandes razonamientos pueden hacernos perder el sentido y la grandeza de lo que es hacer el bien, por pequeño que sea. Toda buena acción tiene sus buenas consecuencias, aunque quizá sean minúsculas, o se vean muy poco, o parezca que no cambian casi nada. Entre otras cosas porque hacer el bien es siempre algo grande.

Es verdad que la mayoría de las cosas que hacemos no cambiarán el mundo. Y es cierto que apenas aportan nada si se contemplan en términos de grandes estrategias globales. Pero también es cierto que cada pequeña acción buena es un bien para alguien, y quizá para esa persona, en su caso particular, ese bien no sea tan pequeño. No va a resolverle su vida, ni va a aliviar apenas su sufrimiento, ni evitará quizá que vuelva a pasar por esa misma necesidad al poco tiempo, pero es indudable que cada pequeño detalle de preocupación y cercanía con otra persona hace el mundo un poco mejor, más llevadero, menos difícil, más humano. Muchas veces, esos pequeños detalles que supuestamente no resuelven nada, son precisamente los que dan sentido a nuevos esfuerzos, los que nos hacen mejores a nosotros mismos, los que proporcionan a otros la energía y las ganas de vivir, los que invitan a no abandonar esa dinámica de preocuparnos unos por otros sin ampararnos en razonamientos que enfrían el corazón y narcotizan nuestros mejores sentimientos.

Si cada uno devuelve al mar cada día unas cuantas estrellas que encuentra en su camino, si cada día, cuando vemos algo que queremos cambiar dejamos de pensar en que esa tarea es inútil, en que somos pocos los que nos planteamos hacerlo, o que es una tarea que nos queda grande, que nos excede, si la gente tiene el pragmatismo de no ser tan pragmáticos, entonces haremos entre todos un mundo cada día un poco mejor. Y si los demás no lo hacen, lo hacemos nosotros y al menos así a nuestro alrededor lo lograremos un poco.

Aunque sea cierto que lo que hacemos es como una gota en el océano, también es cierto que la realización de una buena acción genera en quien la realiza y su entorno una satisfacción y una inercia que nadie puede suplir, la alegría de hacer el bien, que siempre genera una cadena de buenas acciones, porque quien se sorprende ante los pequeños buenos detalles de los demás se siente impulsado, casi obligado, a hacer lo mismo con los demás.

De: Alfonso Aguiló (http://www.interrogantes.net/ )

UNA PROPUESTA PRAGMÁTICA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

26.ENE.2012


No todo está perdido después del fracaso de la conferencia sobre el clima en Durban. Un grupo de científicos ha propuesto en la revista Science una vía para combatir el cambio climático que a corto y medio plazo sería más eficaz que la fórmula Kioto, y supondría ventajas a quienes la aplicaran, en vez de costosos sacrificios. Los autores son de seis países y de distintas especialidades, no solo climatología: también de economía, agronomía o salud pública.

"Para salir del estancamiento en que están las negociaciones para reducir las emisiones de CO2, un grupo de científicos propone actuar sobre otros agentes de efecto invernadero más fáciles de combatir"

La gran dificultad de la estrategia seguida hasta ahora, reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), es que exige un acuerdo mundial y disposición a renuncias y grandes inversiones cuyos frutos se percibirán dentro de muchos años. En particular, los países en desarrollo, que tuvieron muy poca parte en la acumulación de CO2 en la atmósfera hasta el tiempo presente, tendrían que crecer sin concederse el lujo de la industrialización contaminante, más fácil, que los países ricos se permitieron. El núcleo de la disputa es qué compensación deberían dar los países ricos a los otros: según quién lo mire, estos piden demasiado o aquellos ofrecen demasiado poco. Tampoco la causa del cambio climático es a fin de cuentas tan popular, pues a favor de salvar el planeta se declara cualquiera, pero cuánto está uno dispuesto a pagar es harina de otro costal (cfr. Aceprensa, 7-03-2007).


Atacar el carbono negro y el metano

Para salir del estancamiento, los científicos que firman en Science proponen actuar sobre otros agentes de efecto invernadero más fáciles de combatir.

Uno es el carbono negro, principal componente del hollín. Se produce por la combustión incompleta de combustibles fósiles o biomasa. Mientras está en suspensión en el aire refuerza el efecto invernadero al reducir la energía solar que se refleja. Además, es dañino para las vías respiratorias. No todo son perjuicios, sin embargo: especialmente en los bosques húmedos tropicales, el carbono negro depositado fertiliza el suelo.

"La mayor parte de los beneficios serían para los países en desarrollo, que amortizarían las inversiones necesarias en 5-10 años"

El metano, por otro lado, es un gas de efecto invernadero unas 25 veces más potente que el CO2. Se desprende de los pozos de petróleo y a consecuencia de la fermentación anaerobia de materia orgánica en terrenos pantanosos, en los tubos digestivos de los rumiantes o en vertederos. Favorece la formación de smog y de ozono superficial, que a su vez perjudica a las plantas.

Para disminuir las emisiones de uno y otro agente, en el artículo de Science se plantean 14 medidas asequibles que no requieren ningún tratado internacional. Habría menos hollín si se difundieran motores diésel y hornos, estufas y cocinas modernos. Con respecto al metano, se podría capturar el que se escapa de pozos de petróleo y vertederos, y el de origen natural bajaría mucho si los arrozales se drenasen con mayor frecuencia. Si se generalizaran esas acciones, se evitarían 0,55º C del aumento de temperatura media previsto hasta 2050, según los cálculos de los autores del artículo: más que con la reducción de emisiones de CO2 a que aspiraba el protocolo de Kioto.

Además, esas medidas traerían ventajas para la población a corto plazo. La menor contaminación evitaría muertes prematuras (quizá hasta más de 4 millones anuales, estiman los científicos) y la disminución del ozono superficial aumentaría las cosechas (hasta 30 millones de toneladas anuales más). La mayor parte de los beneficios serían para los países en desarrollo, que amortizarían las inversiones necesarias en 5-10 años.


Una buena relación coste-beneficio

Ideas semejantes se han propuesto otras veces. En 2008, un informe de la International Network for Environmental Compliance & Enforcement subrayaba que reducir las emisiones de carbono negro es una forma con buena relación entre coste y beneficios para combatir el cambio climático; también decía que se haría mucho solo con cumplir las leyes ya en vigor contra la contaminación. En 2010, un estudio internacional titulado The Hartwell Paper insistía también en aparcar la “fijación” con el CO2, atacar los otros agentes del cambio climático y adoptar un enfoque más pragmático que no desprecie lo posible en la práctica por no ser lo teóricamente mejor.

Pero esta estrategia tiene sus limitaciones y riesgos, advierten otros. Es verdad que el metano tiene un efecto invernadero mucho mayor que el CO2, pero su contribución es menor, pues en la atmósfera hay 220 veces más CO2 que metano. Y reduciendo el hollín no se hace tanto por el clima terrestre, pues en la atmósfera dura unas semanas a lo sumo, y el CO2, un siglo. El mismo autor principal de la propuesta publicada en Science, Drew Shindell (Universidad de Columbia), considera justa la preocupación de quienes se oponen a que se desvíe la atención del CO2. “Pero también temo –dice Shindell al New York Times– que el CO2 seguirá subiendo aunque nos centremos en él. Estamos completamente estancados con el CO2. Ocuparse de los contaminantes de vida corta podría ser una manera de salvar algunas de las diferencias”.


viernes, enero 20, 2012

¿A QUÉ DEDICAS EL TIEMPO LIBRE?

Por Patricia Gallo


Descansar en vacaciones no es no hacer nada: es cambiar de actividad dedicando el tiempo a quehaceres que requieren menos esfuerzo y que, de algún modo, nos descansan y entretienen.

Con una actitud de dejadez en las vacaciones correríamos el riesgo de perder las competencias que hemos adquirido con esfuerzo durante el año, pues dejaríamos de ejercitarlas convenientemente.

Existen muchas opciones que pueden resultarnos interesantes: la posibilidad de estudiar algún idioma, mejorar nuestros conocimientos en computación; la práctica deportiva nos ayuda a ser disciplinados y es una buena terapia para las personas que se dedican al quehacer intelectual.

Las actividades artísticas también despliegan una amplia gama de posibilidades, desde las artes plásticas hasta el canto o la música.

No hace falta invertir mucho dinero: basta con ser creativos y organizados (hay actividades que sólo implican animar a un grupo de amigos o parientes para armar un equipo de estudio o de deporte).

Es especialmente aconsejable dedicarle un tiempo a las actividades de ayuda social pues a través de ellas no sólo beneficias a los menos favorecidos: creces como persona desarrollando valores importantes como la solidaridad, el liderazgo, la fortaleza de espíritu, etc.

Puedes también aprovechar el tiempo de descanso para visitar a parientes ancianos o enfermos que estén necesitando un poco de compañía (puedes llevarles unas golosinas y hasta invitar a algún amigo o amiga).

Una alternativa interesante es prepararte para un buen inicio en la universidad. Suelen haber programas de verano para la aplicación a un ingreso directo o para mejorar las competencias necesarias para la vida universitaria.

Pero el talento de aprovechar el tiempo no se limita a inscribirte en unas clases o apuntarte en un determinado club deportivo o en un instituto de arte: es una disposición permanente, una habilidad que te permitirá organizar tu tiempo de forma productiva, con orden y compromiso.

Lejos de agobiarte, el organizarte te proporciona la tranquilidad y el sosiego de vivir un horario personal bien distribuido pensando –por supuesto- en el descanso, pero también en el crecimiento personal (que no debe parar) y en la apertura solidaria a los demás.